El pasado día
7 de noviembre se llevó a cabo una Asamblea Extraordinaria de la ONGD Maná, en
la que, entre otros asuntos, se incluía como punto del orden del día, la
disolución de la Asociación.
A petición de
los socios fundadores de la organización, se sometió a debate la disolución de
la entidad, por entender éstos, que se estaban desvirtuando los principios
fundacionales, ya que no sólo perseguían sus fines una financiación de
proyectos a la cooperación y el desarrollo en países desfavorecidos, sino
sensibilización y cambio en nuestra sociedad más próxima, que contribuya
mediante la solidaridad, al compromiso responsable de construir un mundo más
justo y humano.
La
participación en la Asamblea fue escasa, 21 personas, lo que, sin duda demostró
el poco interés que tiene el proyecto para los voluntarios que durante los
últimos años, han venido prestando su tiempo y trabajo en las distintas
actividades que ha desarrollado Maná en el campo de la sensibilización y
desarrollo de proyectos para financiar intervenciones en educación, sanidad,
desarrollo agrícola, etc. en zonas muy
deprimidas de nuestro planeta.
Gracias al
trabajo de toda esa gente, se pudieron presentar proyectos cofinanciados con
instituciones públicas como la Diputación o el Ayuntamiento de Albacete, la
Junta de Comunidades, Universidad de Castilla la Mancha, Justicia y Fe, así
como iniciativas con recursos propios, obtenidos por las más de doscientas
actividades desarrolladas desde su creación allá por 1996, y que han sumado un
total de cuatro millones cuatrocientos noventa mil euros.
Entendiendo
que desde hace cinco años, las actividades disminuyeron considerablemente, así
como la implicación de personas voluntarias (recordamos que Maná no tiene
ningún profesional contratado, y por tanto todo se ha llevado a cabo gracias a
la dedicación y generosidad de las personas que lo han hecho posible), sus
socios fundadores propusieron la disolución y fin del proyecto.
El resultado
del sufragio fue: ocho votos a favor de la disolución, siete en contra y cinco
abstenciones. Por lo que la asociación continuará adelante, ya que en sus
estatutos se recoge que una decisión de este calibre, tiene que estar avalada
por 2/3 de los asistentes a la Asamblea, que es el órgano soberano para adoptar
este tipo de acuerdos.
Cuando nació
el proyecto en 1996, fruto de la ilusión de una serie de personas que estábamos
y estamos convencidos de que el cambio social sólo se puede hacer con la
implicación activa de las personas, constituimos una asociación sin ánimo de
lucro, que pretendía apoyar a una serie de agentes que se curraban ese cambio
en las comunidades más desfavorecidas de nuestro planeta. Era una apuesta
decidida e ilusionante, aunque fuese modesta, y que jamás pensábamos podía
haber unido a tanta gente de Albacete y lugares limítrofes, entorno a una
unidad de acción por un mundo más justo y humano. Y así, llegó en 2003, a que
Maná se transformase y actualizase a una figura jurídica de ONGD.
Hoy, aquéllos
que fundamos Maná, queremos manifestar que se ha desvirtuado los principios de
participación solidaria activa en la sensibilización del entorno, con cuyas
actividades se contribuía a cumplimentar los recursos obtenidos para financiar
proyectos conjuntos con las convocatorias de las diferentes Administraciones o
entidades con las que hemos venido trabajando para apoyar a las contrapartes, y
que por tanto dejamos de pertenecer a la entidad. A partir de aquí, el
itinerario lo llevarán adelante otras personas, a las que sin duda alguna les
deseamos lo mejor.
Personalmente,
como responsable de proyectos durante más de 20 años, me despido con la gran
satisfacción de lo trabajado y conseguido, para apoyar la mejora de las condiciones de muchas
personas en diversos países.
Agradezco el
trabajo de todos los que han estado en este equipo de proyectos durante estos
años y a todos esos que han confiado en Maná para dar su tiempo y aportación
económica.
Tengan por
seguro que el 100% de lo recaudado ha ido directamente a los proyectos, sin
gastos de infraestructuras de Maná, tramitación o gestión de elaboración
técnica; llevando un espíritu de austeridad y con total transparencia,
informando en todo momento a los donantes del destino de sus aportaciones, que
multiplicaban aquellas otras obtenidas mediante las actividades que se
realizaban. Porque todo se ha llevado a cabo con rigurosidad y sacrificio
personal, restando tiempos de descanso, ocio y, por qué no decirlo, familia.
Por el nombre
de Maná y por lo que ellos significa para los que fundamos esta ONG, deseo lo
mejor: ilusión, trabajo, equipo, responsabilidad y compromiso a los que han
optado por seguir adelante.
Y al resto: ¡gracias, gracias,
gracias!
Mª José Carcelén Gandía
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