domingo, 8 de noviembre de 2020

LOS FUNDADORES ABANDONAN MANÁ: NUEVOS TIEMPOS PARA LA ONG

El pasado día 7 de noviembre se llevó a cabo una Asamblea Extraordinaria de la ONGD Maná, en la que, entre otros asuntos, se incluía como punto del orden del día, la disolución de la Asociación.

A petición de los socios fundadores de la organización, se sometió a debate la disolución de la entidad, por entender éstos, que se estaban desvirtuando los principios fundacionales, ya que no sólo perseguían sus fines una financiación de proyectos a la cooperación y el desarrollo en países desfavorecidos, sino sensibilización y cambio en nuestra sociedad más próxima, que contribuya mediante la solidaridad, al compromiso responsable de construir un mundo más justo y humano.

La participación en la Asamblea fue escasa, 21 personas, lo que, sin duda demostró el poco interés que tiene el proyecto para los voluntarios que durante los últimos años, han venido prestando su tiempo y trabajo en las distintas actividades que ha desarrollado Maná en el campo de la sensibilización y desarrollo de proyectos para financiar intervenciones en educación, sanidad, desarrollo agrícola, etc.  en zonas muy deprimidas de nuestro planeta.

Gracias al trabajo de toda esa gente, se pudieron presentar proyectos cofinanciados con instituciones públicas como la Diputación o el Ayuntamiento de Albacete, la Junta de Comunidades, Universidad de Castilla la Mancha, Justicia y Fe, así como iniciativas con recursos propios, obtenidos por las más de doscientas actividades desarrolladas desde su creación allá por 1996, y que han sumado un total de cuatro millones cuatrocientos noventa mil euros.

Entendiendo que desde hace cinco años, las actividades disminuyeron considerablemente, así como la implicación de personas voluntarias (recordamos que Maná no tiene ningún profesional contratado, y por tanto todo se ha llevado a cabo gracias a la dedicación y generosidad de las personas que lo han hecho posible), sus socios fundadores propusieron la disolución y fin del proyecto.

El resultado del sufragio fue: ocho votos a favor de la disolución, siete en contra y cinco abstenciones. Por lo que la asociación continuará adelante, ya que en sus estatutos se recoge que una decisión de este calibre, tiene que estar avalada por 2/3 de los asistentes a la Asamblea, que es el órgano soberano para adoptar este tipo de acuerdos.

Cuando nació el proyecto en 1996, fruto de la ilusión de una serie de personas que estábamos y estamos convencidos de que el cambio social sólo se puede hacer con la implicación activa de las personas, constituimos una asociación sin ánimo de lucro, que pretendía apoyar a una serie de agentes que se curraban ese cambio en las comunidades más desfavorecidas de nuestro planeta. Era una apuesta decidida e ilusionante, aunque fuese modesta, y que jamás pensábamos podía haber unido a tanta gente de Albacete y lugares limítrofes, entorno a una unidad de acción por un mundo más justo y humano. Y así, llegó en 2003, a que Maná se transformase y actualizase a una figura jurídica de ONGD.

Hoy, aquéllos que fundamos Maná, queremos manifestar que se ha desvirtuado los principios de participación solidaria activa en la sensibilización del entorno, con cuyas actividades se contribuía a cumplimentar los recursos obtenidos para financiar proyectos conjuntos con las convocatorias de las diferentes Administraciones o entidades con las que hemos venido trabajando para apoyar a las contrapartes, y que por tanto dejamos de pertenecer a la entidad. A partir de aquí, el itinerario lo llevarán adelante otras personas, a las que sin duda alguna les deseamos lo mejor.

Personalmente, como responsable de proyectos durante más de 20 años, me despido con la gran satisfacción de lo trabajado y conseguido, para  apoyar la mejora de las condiciones de muchas personas en diversos países.

Agradezco el trabajo de todos los que han estado en este equipo de proyectos durante estos años y a todos esos que han confiado en Maná para dar su tiempo y aportación económica.

Tengan por seguro que el 100% de lo recaudado ha ido directamente a los proyectos, sin gastos de infraestructuras de Maná, tramitación o gestión de elaboración técnica; llevando un espíritu de austeridad y con total transparencia, informando en todo momento a los donantes del destino de sus aportaciones, que multiplicaban aquellas otras obtenidas mediante las actividades que se realizaban. Porque todo se ha llevado a cabo con rigurosidad y sacrificio personal, restando tiempos de descanso, ocio y, por qué no decirlo, familia.

Por el nombre de Maná y por lo que ellos significa para los que fundamos esta ONG, deseo lo mejor: ilusión, trabajo, equipo, responsabilidad y compromiso a los que han optado por seguir adelante.

Y al resto: ¡gracias, gracias, gracias!

Mª José Carcelén Gandía

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